Jim Morrison en París: Buscaba una oportunidad y encontró la muerte
“No sabemos lo que le pasó a Jim en París. Para ser honesto, no creo que lo vayamos a saber nunca”, dijo Manzarek

Jim Morrison del grupo The Doors / Jack Rosen
Bebía sin control. Siempre estaba borracho. Necesitaba un cambio. Una oportunidad para escapar de la locura de vida que llevaba. Limpiarse de sus adicciones. París se le apareció como un sueño. Y decidió marcharse a la ciudad de la luz. Su novia le estaba esperando. Llegó el 11 de Marzo de 1971. Poco más de tres meses después, el 3 de Julio, apareció sin vida en la bañera del apartamento que compartía con Pam.
El juicio por exhibición indecente en un concierto en Miami en 1969, le había dejado agotado. Conciertos cancelados, canciones vetadas… en Septiembre de 1970, fue declarado culpable y sentenciado a seis meses de cárcel (pagó 50.000 dólares de fianza), una multa de 500 dólares y trabajos comunitarios. Sus abogados apelaron la decisión del juez. Nunca supo que le indultaron cuatro décadas después.
A finales de 1970, The Doors se encerró en un estudio de Los Ángeles para grabar los temas de su sexto álbum, el que se convertiría en ‘L.A. Woman’. Pero había preocupación. Las cosas no podían continuar así. Morrison bebía sin control durante las sesiones de grabación. Consumía docenas de cervezas al día y tenía problemas para completar las letras y las partes vocales de los temas. Cuando la grabación se completó y el disco estaba en fase de mezclas, Morrison anunció que se marchaba. Aunque sus compañeros hubieran deseado que esperara hasta que el proyecto hubiera finalizado, sabían que no se encontraba bien y le dejaron marchar.
"En esa foto puedes ver el inminente fallecimiento de Jim Morrison”, declaraba el ya fallecido Ray Manzarek sobre la fotografía de la portada de ‘L.A. Woman’. “Estaba sentado porque estaba borracho”, publica UCR. Efectivamente, Morrison posó sentado en un taburete, encorvado, con una botella de whiskey escocés escondido bajo sus pies. “Tenía un gran peso sobre él” seguía declarando el teclista según UCR. “No era el joven poeta que conocí en la playa de Venice (Los Ángeles)”.
Jim Morrison no estaba bien. Buscando un cambio que le reorientara, emocional y creativamente, abandonó Estados Unidos y se embarcó en un avión rumbo a París. Una estancia sabática en la ciudad de la luz podría ser la oportunidad que buscaba para escapar de la locura de su estilo de vida americano. Para intentar limpiarse de sus adicciones del alcohol y de las drogas.
El 11 de Marzo de 1971 llegó a la capital francesa y se instaló en el Hotel George V antes de trasladarse al L’Hotel de París (el mismo en el que se inspiró y falleció Oscar Wilde). Había quedado con su novia, Pamela Susan Courson. Después, alquilaron un apartamento en el nº17 de la calle Beautreillis, en el barrio de Le Marais.
Casi irreconocible. El exceso de alcohol había hinchado su figura y su cara. Una larga y descuidada barba y un bigote completaban la metamorfosis.
En compañía de Pamela Courson, su novia desde 1965, también heroinómana y con su mismo comportamiento desenfrenado, quizá la historia ya estaba escrita. Según revelaba Ray Manzarek en la revista Rolling Stone: “Nunca conoció a otra persona que complementara sus excentricidades tan bien como ella. Era su otra mitad. No obstante, las dos mitades formaban un potente y peligroso dúo”.
No hay duda. Al joven americano de 27 años recién cumplidos, le enamoraba Paris por su herencia literaria y artística. Vivía en la ciudad de sus ídolos. Para un hombre firmemente determinado a impulsar sus ambiciones poéticas, era la ciudad perfecta. A menudo se sentaba en Place des Vosges, cerca de su apartamento, y escribía. Otras veces, salía a pasear para descubrir sus calles y plazas como cualquier otro turista. Caminaba por Ile Saint Louis buscando libros en Shakespeare and Company, deambulaba por Saint-Germain-des-Prés y bebía en el Café de Flore and Les Deux Magots (el mismo que habían frecuentado Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Boris Vian, Jacques Prévert o Serge Gainsbourg).
Los viejos hábitos difícilmente mueren. París ofreció a Morrison un entorno más tranquilo, un paisaje idílico. Pero la ciudad también estaba en plena epidemia de heroína que acaparaba titulares a principios de los 70. Jim cayó pronto en una espiral hacia abajo. Alternaba periodos de creatividad con abuso de sustancias. Sus pertinaces problemas de salud se agravaron con el clima. Emprendió unas vacaciones dentro de sus vacaciones y visitó Toulouse y toda una variedad de ciudades por el camino. Pero, poco después, regresó a la vida nocturna parisina.
Era habitual del Rock ‘n’ Roll Circus Club, el sitio que una vez había sido el corazón del mundo intelectual europeo. Cineastas, filósofos, artistas y músicos hicieron del club su casa. En sus lavabos cayó fulminado Jim cuando probaba una heroína que deseaba comprar para Pam (según algunas fuentes, fue ahí donde murió).
Gran parte de lo que ha trascendido sobre la estancia de Morrison en París, ha estado envuelto en incertidumbre. Con relatos opuestos y teorías divergentes. Según el batería John Densmore, Morrison estaba feliz con la versión final de 'L.A. Woman' y planeaba regresar a Los Ángeles, aunque todavía no había decidido la fecha. Tristemente, nunca regresó. El 3 de Julio de 1971, casi cuatro meses después de llegar, Jim Morrison falleció, sucumbió a una insuficiencia cardiaca, antes de que le encontrara su novia en la bañera. Nunca le hicieron autopsia.
Los detalles que rodearon su muerte han sido objeto de incontables investigaciones. "No sabemos lo que le pasó a Jim en París. Para ser honesto, no creo que lo vayamos a saber nunca", dijo Manzarek en Performing Songwriter. "Rumores, insinuaciones, mentiras interesadas… solo las payasadas empañan la verdad".