Hace 55 años, The Doors encontraron su camino con su clásico ‘Morrison Hotel’
Vio la luz el 9 de febrero de 1970, entre escándalos y drogas
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The Doors, en 1969, poco antes de iniciar la grabación de ‘Morrison Hotel’. / Michael Ochs Archives
Hace cincuenta y cinco años, el 9 de febrero de 1970, The Doors se reencontraron consigo mismos en Morrison Hotel, uno de sus discos más clásicos. Lo de reencuentro tiene sentido: tras la pobre acogida comercial de su anterior trabajo, The soft parade, que flirteaba con el jazz, el cuarteto decidió regresar al sonido de sus primeros álbumes en esta obra icónica por muchas razones, desde la portada a la intrincada grabación pasando por los temas que contenía.
No estaba Jim Morrison, cantante y letrista de la banda, en su mejor momento cuando comenzó la grabación. Su creciente dependencia del alcohol y las drogas había deparado, meses antes, lo que pasó a llamarse “el incidente de Miami”: durante un concierto en la ciudad de Florida, subió al escenario ebrio y comenzó a desvestirse, por lo que fue detenido y condenado a pagar una multa (que no llegó a abonar porque murió antes). Además, en las sesiones de Morrison Hotel, el productor Paul Rothchild se reveló como ávido consumidor de cocaína, lo que animó al vocalista a probar también esa droga, empeorando su estado.
Llama la atención que Morrison Hotel es un disco en cierto modo conceptual, con dos partes bien diferenciadas que ocupan las respectivas caras del vinilo. La primera se titula Hard Rock Hotel, y en su honor se bautizó muchos años después la famosa cadena internacional de restaurantes. Esa cara A incluía canciones que hoy se recuerdan como imprescindibles en el rock de esos días, como Roadhouse blues, You make me real o Peace frog.
Terminada la grabación, el grupo se dispuso a posar para la portada, para lo que se puso en contacto con el fotógrafo Henry Diltz. En uno de sus paseos por las afueras de Los Ángeles, el teclista Ray Manzarek había descubierto un establecimiento que respondía al nombre de Morrison Hotel, y le pareció idóneo para realizar allí la foto de la cubierta. El resto de la banda estuvo de acuerdo.
Sin embargo, al llegar allí, y en ausencia del propietario, el recepcionista, tras escuchar las intenciones del grupo, les denegó el permiso para efectuar allí las fotos. Finalmente, y aprovechando una ausencia del empleado, The Doors se colaron en el hotel con el fotógrafo, ascendieron a la parte de arriba, donde lucía el cartel con la denominación social, y se pusieron manos a la obra. Cuando Dilzt consideró que tenía material suficiente, salieron huyendo de allí.
El mundo acogió con alivio el disco, aplaudiendo que The Doors regresaran al rock psicodélico. Las críticas fueron, en general, muy favorables y algunas sentenciaron que era el mejor álbum de la banda. Las ventas fueron considerables: en Estados Unidos llegó al cuarto puesto en la lista de Billboard y al duodécimo en Reino Unido. Los sencillos extraídos, sin embargo, pasaron más inadvertidos; era una época en la que el público se inclinaba más por el disfrute de un álbum al completo que por la degustación de canciones sueltas.
The Doors publicarían varios discos más hasta la prematura muerte de Jim Morrison el 3 de julio de 1971 en París, a los 27 años. Una verdadera lástima, pues dado su talento podría haber seguido ofreciendo muestras de genial creatividad a los aficionados, que, por otra parte, todavía lo recuerdan como un mito del rock de finales de los sesenta y primeros sesenta, un letrista genial y uno de los mejores frontmen de la historia. Este 2025, además, se cumplen sesenta años de la fundación de The Doors, que se celebrarán con diversos actos y reediciones.