De su apuesta por un diseñador emergente a cuando salió de un huevo: Lady Gaga, una evolución ‘glam’ a través de su historia en los Grammy

Lady Gaga es sinónimo de moda, sin ser eso siempre algo bueno. La artista irrumpió en la escena musical de 2008 con un disco arriesgado que adelantaba los dancesonidos que marcarían la segunda década de los dosmiles, aunque también con unos conjuntos que convertían su mera asistencia a un evento en noticia. Ahora, su consagración como artista ha dado paso a la de su propio estilo.

La 67ª edición de los Premios Grammy ha seguido reforzando el paso a su nueva etapa musical —no solo ha recibido un gramófono junto a Bruno Mars por su colaboración, Die with a smile, sino que además ha estrenado el videoclip de su nuevo single Abracadabra, de su próximo disco MAYHEM—, aunque también su apuesta por una apariencia acorde a la que será una nueva era musical.

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No es ningún secreto que el que será su séptimo disco de estudio vuelve a la oscuridad que conquistó a sus fans en sus primeros trabajos; y así lo demostraba en Disease, su primer trabajo en solitario en esta etapa. Como un guiño al tema o como carta de presentación de sus próximas apariciones públicas, el vestido de Gaga iba muy acorde a los vistos en el videoclip que lanzó el pasado mes de octubre.

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Sin embargo, no era ninguna casualidad: la cantante lucía una pieza del mismo diseñador que ya se ocupó del vestuario del citado videoclip, Samuel Lewis, adornada por joyas de Tiffany & Co. —con los que ya se comprobó años atrás su buena relación y confianza al prestarle un diamante con un valor estimado de treinta millones de dólares— a modo de collar.

Lewis, diseñador australiano-taiwanés, ya ha vestido a artistas como Madonna o Chappell Roan, aunque parece haber adaptado este último vestido a las necesidades del nuevo trabajo de Gaga: definida como la heroína de una novela gótica —hay quien ha recordado la reciente Nosferatu—, la neoyorquina ha posado en el photocall con el conjunto, formado por un cuello alto, mangas abullonadas y un corpiño de cuero rematado con una falda drapeada asimétrica hasta el suelo. Dentro de la gala, ha apostado por un Vivienne Westwood hecho a medida que se ha podido apreciar cuando ha recogido su único premio de la noche junto a Bruno Mars.

Aun con esto, el decimocuarto gramófono que recibe no solo atestigua una evolución sobre los escenarios. Desde aquella victoria a Mejor álbum dance por The Fame en 2009 ha recibido otros por pop o banda sonora, e incluso se ha subido al escenario de estos galardones para cantar trash metal con Metallica o jazz junto a Tony Bennett; algo que ha ido resonando en su manera de vestir a lo largo de los años.

2010: Un debut con mucho brilli-brilli

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Puede que estuviera nominada a su primer premio en 2009 —por el aquel entonces éxito in crescendo Just Dance, primer single de su carrera—, pero no fue hasta un año después cuando eclipsaría la 52ª edición de los premios. Apareció en la alfombra roja ataviada en un vestido de Armani Privé —que se encargaría de todos los looks de su noche— primavera-verano inspirada en el sistema solar, con un satélite literalmente en la palma de su mano. El toque brillante, por supuesto, corrió a cargo de Swarovski, según recoge Maison Gaga.

Este vestido galáctico combinaba un escote alto y bajo a la vez con aros que remataban en pequeños cristales, y todo sobre unos tacones que, sin ser de su íntimo Alexander McQueen, marcaban la forma de las plataformas en las que tanto confiaría para los trabajos que estaban por llegar.

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Para su actuación, recordada sobre todo por tirarse al fuego para luego emocionar cantando a dúo con Elton John —Speechless, una canción del que sería su próximo disco—, eligió de nuevo un mono brillante verde con un exagerado cuello de pico. Siguiendo su estela abullonada, de nuevo unas mangas muy por encima de los hombros y unas gafas y botas a juego con lo acristalado del outfit.

Para terminar, Gaga posó orgullosa con sus dos premios —uno a Mejor álbum dance por The Fame y otro a Mejor grabación dance por Poker Face— con otro mono que también daría mucho de qué hablar.

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Fue con el que se le pudo ver también durante la gala, y a riesgo de que algún colega de profesión se quedara sin ver el escenario, la artista llevó orgullosa un gran tocado en forma de rayo creado por Philip Treacy —definido por Vogue como 'el mejor sombrerero vivo'— para Armani. Los zapatos, similares a los que había llevado toda la noche, ahora hacían juego con un minivestido bustier con un pliegue en su parte trasera y, por supuesto, muchos más cristales.

2011: su renacer ovíparo

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Un año da para mucho, incluso para saltarse una era musical. Los Grammy pasaron de la etapa The Fame al pistoletazo de salida de Born This Way, el que sería el disco más mediático de la artista. La gala de los premios musicales le serviría para presentar su primer single homónimo, y a la estela de la temática de alumbramientos, decidió salir del cascarón. Literalmente.

Según los expertos Maison Gaga, ésta se metió dentro de una cápsula inspirada en las vistas en la película Place to Passage, y aunque ahí era invisible a la gente, dentro vestía un diseño personalizado de Mugler de la colección otoño-invierno de ese mismo año. Se puede atestiguar en Lady Gaga x Terry Richardson, un libro de fotografías que siguió a la cantante antes y durante su gira, la llamada Monster Ball.

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Para su actuación, vista también en los últimos conciertos de dicho tour, siguió con el concepto del nacimiento con una larga gabardina de látex, un crop top de cortes triangulares y una larga falda con aperturas que le permitió ejecutar los movimientos de baile de Born This Way, muchos dependientes de amplios pasos de pierna.

Y si en su primera aparición en los Grammy lo apostó todo por Armani, esta vez lo hizo con Mugler. Fue en colaboración con Perry Meek, uno de los diseñadores de la cantera de Gaga también conocido por otros extravagantes looks como el archiconocido vestido de carne. El toque lo daba un color amarillento cercano al de la piel, reforzando la teatralización de un nacimiento desnudo.

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Ya los descubrió durante la performance, aunque otro de los elementos más llamativos de su apariencia se resaltaron con el segundo conjunto de la noche. Las facciones de la cara de Gaga, así como sus hombros, remataban en picos que simulaban pertenecer a una raza extraterrestre de la que no se desprendió en la mayoría de actos públicos en los que presentó su disco.

De este modo, siguiendo el concepto alienígena, Gaga se ajustó un corpiño inspirado en formas de vida alternativas —así era ella y así la querían sus fans, los little monsters— que lució frente al mundo al recoger su premio a Mejor álbum pop por The Fame Monster, un hito que recibió en un primer momento con un "Oh, joder", adornó con un "tuve este sueño cuando era muy joven, que podía ser quien quisiera ser", y concluyó agradeciendo a Whitney Houston, cuya voz dijo haberse imaginado cantando los temas que escribía para Born This Way. Selena Gomez asentía desde la distancia.

Para la última parte de la gala, Gaga rescató la chaqueta que no se pudo ver a su llegada en huevo y la combinó con un gran sombrero creado por otro de sus diseñadores de confianza, Franc Fernández.

Aquella pieza, tampoco apta para espectadores de filas traseras, era de estilo Church. Cerrando el conjunto, las mismas botas con las que recogió el Grammy: unas altas y negras hasta los muslos firma de Nasir Mazhar.

2012: La caída a los infiernos

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Con apenas dos nominaciones y una fuerte competencia de Adele, que partía como clara favorita por su álbum 21, Gaga parecía ser muy consciente de que no luciría demasiado ningún modelito. Su disco Born This Way había sido todo un éxito, pero todo apuntaba a que las tres nominaciones a Álbum del año, Mejor álbum pop y Mejor interpretación pop solista se le iban a resistir.

Encajada dentro de un vestido a medida de Versace, de la colección de Alta Costura Primavera-Verano de 2012, decidió darle un toque solemne con un velo y un cetro que llevó la mayor parte de la gala. Tras conocer que Adele se llevaba el segundo premio al que optaba, se dijo que la artista detrás de Yoü & I, canción nominada, abandonó el evento.

2015: Más Lady que Gaga

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Tras un ARTPOP —su cuarto disco de estudio— que no fue reconocido con ninguna nominación, Gaga empezó a encauzar su carrera a hacer, más si sabía, lo que le daba la real gana. Así nació Cheek to Cheek, su álbum a dúo con Tony Bennett. Empezó a gestarse en 2012, y cuando vieron que su química era innegable con The Lady Is A Tramp, dentro del disco del cantante Duets II —donde, por cierto, también está Alejandro Sanz—, se lanzaron a por todas.

Culminó con una nominación al Grammy a Mejor álbum de pop tradicional, a cuya gala fue con un vestido creado a partir de la colaboración de Domino Couture y IN-House Atelier, también habituales en el vestuario de Gaga y sus bailarines.

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Para su actuación, y con un halo de diva mucho más reforzado que de costumbre, vistió una pieza hecha a medida de Brandon Maxwell en colaboración con los anteriores citados. Esta vez fue todo al negro y a las plumas. Como complemento perfecto, el Grammy que ganó y con el que posó tras la gala.

2016: Gaga Stardust

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El fallecimiento de David Bowie en enero de 2016 sacudió al mundo, aunque también a Lady Gaga. No era ningún secreto que el intérprete de Ziggy Stardust fue una fuerte inspiración para todo lo que significaba Gaga como artista, por lo que no tardó ni un mes en preparar una actuación-tributo para el que fue ganador de dos Grammy hasta entonces en esos mismos premios.

Confió en Marc Jacobs para el conjunto, que adaptaba para la ocasión otra pieza de su catálogo Primavera-Verano de 2016. Sus zapatos, de nuevo de altura considerable, aún pareciendo los imprescindibles de cada look, tenían más que ver con el músico inglés: era otra referencia directa a uno de sus photoshoots para Mayayoshi Sukita, que tantos retratos icónicos le sacó a lo largo de cuarenta años.

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Para su esperadísima performance, Gaga unió fuerzas con Intel para un medley que unificó de distintas maneras y proporciones Changes, Ziggy Stardust, Suffragette City, Rebel Rebel, Fashion, Fame, Under Pressure, Let’s Dance y Heroes. A lo largo de cada canción, hologramas y efectos de luces que alguien a la altura de una leyenda como Bowie podría haber ejecutado sobre el escenario.

En cuanto a su cambio de vestuario, volvió a homenajear al músico con una réplica de la capa de Yamamoto que él vistió en los 70; para después quitársela y dejar al descubierto un mono también firma de Jacobs en colaboración con Lesage.

2017: Rock it, baby

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Puede haber tenido carne, tentáculos y hasta un traje volador, pero el outfit de Gaga para los Grammy de 2017 era lo más rompedor que la artista había llevado hasta la fecha. El secreto: unas gafas de sol, una chaqueta y mucha, mucha actitud.

No es que Gaga estuviera preparando una era rockera —de hecho, gestaba algo más country con la preparación de Joanne—, es que era la invitada de honor de Metallica. Y se preparó desde la alfombra confiando en el diseñador emergente Alex Ulichny, que le hizo una chaqueta de cuero con patrones parecidos a la piel de un reptil y mangas compuestas de... bridas.

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Para su actuación dejó a un lado el bricolaje y se centró en el look más metal que podría haber llevado: camiseta corta customizada de la banda y unos pantalones de cuero hechos a medida.

2018: Un millón de posibilidades

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Aunque no es recordada como una de sus mejores etapas, Gaga fue doble nominada a los Grammy de 2018 por Joanne, su quinto álbum de estudio. Eligió un vestido de Armani Privé con el que deslumbró en la alfombra, aunque luego le dio una segunda vida prescindiendo de la falda y añadiendo un toque Joanne con un sombrero de encaje hecho por Stephen Jones.

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Para su actuación, a piano con dos de las baladas más recordadas de Joanne —la canción homónima y Million Reasons—, eligió de nuevo Armani Privé con un largo vestido blanco de volantes que, piano a juego, referenciaba a la delicadeza de un cisne. Nada que ver con aquella cuestionable elección de Björk en el 2000.

2019: Está naciendo una estrella

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Joanne no había ido tan mal, aunque Gaga había reconectado con su otra pasión: la interpretación. Después de ser la gran estrella de American Horror Story: Hotel, su debut en la gran pantalla como protagonista vendría de la mano de Bradley Cooper en el remake de Ha nacido una estrella, con el tema Shallow como reclamo para el público.

La canción fue nominada a cuatro Grammy, así que Gaga asistió a la ceremonia para ver cuál de los cinco —también la nominaron a Mejor interpretación pop solista por Joanne (Where Do You Think You're Goin?)— en un vestido de la colección Primavera-Verano 2019 de Celine. Se le personalizó para que fuera más largo que su versión en pasarela, aunque el toque metalizado se mantuvo.

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Para su actuación, una versión de Shallow muy rockera —algo que el público agradeció, pues no fueron pocas las interpretaciones en directo del tema—, se decantó por un mono de cristales multicolores hecho a medida por Perry Meek. El diseñador también se ocupó de personalizar las botas de Pleaser con diamantes falsos para completar el conjunto.

2022: Una despedida al jazz

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Triunfó con el resto de la banda sonora de Ha nacido una estrella, no tanto con Chromatica, pero los Grammy volvieron a acogerla con su segundo disco de duetos con Tony Bennett. Love On Sale le devolvió a la alfombra de los Grammy de nuevo con Armani Privé.

La elegancia volvía con un traje en blanco y negro con una silueta estilada en un solo hombro, una larga falda compuesta con otra pieza de seda que se recogía alrededor de su costado. Las joyas corrían a cargo de Tiffany & Co.

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Para su actuación, en honor a Tony Bennett, se enfundó un vestido de satén azul de Elie Saab con un gran lazo, una falda acampanada de corte alto y un corpiño cruzado. Todo con toques de la colección Primavera-verano 2022 del diseñador libanés.

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Cerca de la gala cromática de su número musical, Gaga llevó un diseño de su propia hermana, Natali Germanotta, durante la gala. Eludía al estilo clásico hollywoodiense, tal vez en referencia a una carrera cinematográfica en la que seguía centrada antes de volver a planificar su vuelta musical.

2025: Vuelta al Caos

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No estuvo nominada de nuevo hasta 2025, donde ha vuelto a confiar en diseñadores emergentes que han vuelto a dar ese toque conceptual con el que siempre ha jugado, referenciando directamente a su música. Eso sí, no quita que reniegue de los vestidos que la fijan como una de las modelos favoritas de las marcas de alta costura.

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Irónicamente, MAYHEM, 'caos' en castellano, será la vuelta de la Gaga más excéntrica que no renuncia a la elegancia de los últimos años. Está claro que, de triunfar en la próxima edición de los Grammy, dejará de nuevo unos conjuntos que coparán titulares.