El creador de contenido Stiff Sullivan ha incluido a Taylor Swift en una de sus terroríficas historias: “Era el anclaje perfecto”

Stiff Sullivan es uno de esos creadores de contenido que cuenta sus seguidores por millones que no están pendientes de lo que hace en su día a día más privado, sino que están interesados en sus historias de terror, las que crea con giros inesperados de guion y que auguran un prometedor futuro en el cine.

Pero paso a paso y, de momento, lo que ha hecho es crear una historia, pero literaria. Ha publicado El día de los perdidos, su primera novela dentro del género que tanto le apasiona. Un pequeño pueblo gallego que recuerda de manera macabra la desaparición de cuatro jóvenes de su comunidad de los que nunca más se supo.

Un misterio sin resolver que atormenta a los familiares que no saben qué es lo que ocurrió y que algunos vinculan con viejas leyendas. Diego, el hermano y novio de dos de las desaparecidas no acaba de asimilar lo sucedido. Lo que no sabe es que las respuestas están más cerca de lo que podría imaginar y la inspectora Alejandra Gallardo le ayudará a encontrarlas.

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Sullivan, que triunfa en redes con su formato de Hago una película de terror con desconocidos en el que alguien le da unas palabras con las que él crea una historia de terror de un minuto de duración. Ahora ha tenido más tiempo para desarrollar una trama que engancha.

Pregunta: ¿A lo largo del día escuchas más Carlos Iglesias o Stiff Sullivan?

Respuesta: Stiff Sullivan porque yo ya no vivo con mis padres que son los únicos en los que resiste perpetuo mi nombre real, con lo cual, al final, todo el mundo me llama Stiff.

P: Por cierto, que tengo entendido que parte de tu nombre viene de un batería, ¿Jimy ‘The Rev’ Sullivan de Avenged Sevenfold?

R: En efecto. En la época de Tuenti, me apodaron Stif y me llamo Carlos Iglesias, así que Stiff Iglesias quedaba fatal. Y coincidió que justo acababa de morir el batería de uno de mis grupos favoritos y lo adopté y me quedé como Stiff Sullivan.

P: Muchos esperaban una película, pero ha llegado el libro, ¿hubieras preferido que fuera al revés?

R: Yo creo que las cosas tienen una forma de suceder orgánica y creo que era, no sé si más importante, pero sí más coherente, que antes de la película fuese el libro donde yo pudiese escribir una historia larga. La lectura dura unas 8 o 9 horas y creo que esto tenía que pasar antes que la película.

P: El día de los perdidos, un caso de desaparición con tus habituales giros de guion, ¿te costó dar con la idea?

R: No mucho. Tengo que decir que tuve antes el título que la historia porque soy muy de buscar títulos rimbombantes y, a partir de ahí, ver qué me sugieren. Pero partí de una premisa que no es poco habitual en la literatura, sobre todo en el thriller, que es la desaparición de unos chicos. Lo que intenté fue coger un cliché e intentar llevarlo por otro sitio, más a mi estilo. Fue por el camino cuando fui tomando ese tipo de decisiones, pero no fue muy difícil.

P: Hablas de clichés, ¿consideras que hay muchos en este género?

R: Más que clichés, hay críticas a los clichés. Por ejemplo, en el caso de la inspectora, que es muy fan del cine, y dice que no le gustan los estereotipos sobre los inspectores, que son genios, Sherlock Holmes, con un pasado oscuro, turbio y traumático. En cierta medida juega un poco con meterse un poco con los clichés, a pesar de que hay situaciones.

P: Sitúas la historia en Galicia. Pensé que San Amaro sería un pueblo ficticio, pero no, ¿por qué esa localidad?

R: Si te digo la verdad, yo también pensaba que era ficticio. Luego, unas semanas más tarde, me dijeron que sí que existe un pueblo llamado San Amaro. Es muy pequeño, no tiene nada que ver, no tiene mar, pero como yo ya había bautizado en mi cabeza el pueblo con ese nombre, ya no tenía posibilidad de cambiarlo. Me venía muy bien San Amaro por cosas que suceden en la casa. Me parecía el nombre para un pueblo, perfecto. Y es tan perfecto que existe.

P: ¿La incertidumbre de no saber qué ha pasado con los tuyos es peor que confirmar la peor de las noticias?

R: Sin duda. Como dice Diego en un capítulo del libro, es peor siempre ver una cuchilla bajando lentamente, pero sin saber en qué momento te va a cortar por la mitad que el hecho de que la cuchilla te corte. Trato de gestionar mis emociones lo mejor posible, como hacemos todos, pero con lo que no puedo es con la incertidumbre. Eso me mata a unos niveles de deterioro mental enormes y por eso creo que para el personaje de Diego es lo peor que puede pasar.

P: Alejandra Gallego, ¿cómo es para alguien que siempre ha disfrutado del género, crear una inspectora?

R: Divertido precisamente por lo que contaba de los clichés. Quería hacer a una policía que fuese muy positiva, que no tuviese un pasado turbio y que, de alguna manera, disfrutase con todo el proceso de la investigación y que hubiese algo en su estómago que se le remueve para bien con todo el tema de la adrenalina. Ha sido muy divertido crear un personaje tan extraño.

P: ¿Acabará convertida en una inspectora más de nuestras vidas como tantas otras de la literatura a la que nos gusta seguir los pasos?

R: En principio, no. Para mí esta historia empieza y acaba aquí. Al menos ahora, si hablamos de una próxima novela, no me gustaría reciclar personajes. Me gustaría hacer algo diferente.

P. ¿Cuál ha sido el personaje que más has disfrutado crear?

R: Hay un señor mayor, que es el dueño del hostal de San Amaro, que he disfrutado mucho porque me lo imagino como una especie de voyager que simplemente está ahí viendo si las llamas se acercan mucho o no, pero sin levantarse de la silla. Me lo he pasado muy bien.

P: Él tiene en su hostal muchas joyas literarias en su biblioteca, ¿tú también?

R: Sí, tengo algunas. Tengo una primera edición de Alicia en el país de las maravillas. Alguna, que no es primera edición, pero es muy, muy antigua de Edgar Allan Poe. Tengo bastantes libros antiguos.

P: Con tu dedicación a lo audiovisual, supongo que ya te imaginabas la historia en imágenes, ¿no?

R: Sí. Creo que ha sido bastante inevitable que haya escrito de una manera muy cinematográfica. Toda la gente que lo ha leído ya me habla sobre lo mismo, de la facilidad que han tenido para visualizar el entorno y construir la película en su cabeza. No ha sido adrede, pero me alegra que haya sido así.

P: ¿Hiciste casting de actores para ponerle cara a tus personajes?

R: Podría decir que sí. Por ejemplo, siempre tuve en mente para Alejandra Gallardo, un híbrido entre Blanca Suárez y Juana Acosta. Físicamente me daban mucho el pego y sabía que la línea estaba por ahí. Con el personaje de Diego, físicamente pensaba en mí, me facilitó el proceso de escritura del personaje porque, en cierta manera, me ponía en la peor de las situaciones, quitándome unos cuantos años y siendo más niñato, y pensaba cómo reaccionaría en ciertos aspectos.

P: Entonces si esta novela llegara a alguna plataforma para su adaptación, ¿te verías como actor de tu propia historia?

R: Probablemente no porque tengo tanto cariño a esta obra que no querría que un personaje tan importante lo tuviera que hacer un actor tan mediocre como yo.

P: El único artista que aparece en tu novela es uno omnipresente en las novelas románticas y juveniles, ¿qué tiene Taylor Swift?

R: Me gusta mucho genuinamente. Al ser un pueblo tan remoto donde parece que la gente está anclada a otro momento temporal, me parecía muy interesante que hubiese algo que plasmase la actualidad. Hay una escena en la que Alejandra entra en un bar y dice, ‘me está mirando todo el mundo’, así se tiene que sentir Taylor Swift. También para juntar el mundo de Alejandra de Madrid, una civilización más normal, con lo que puede estar pasando en este pueblo y me parecía que Taylor Swift era el anclaje perfecto para conseguir eso. Estuve en el segundo día del Bernabéu y es de los mejores espectáculos que he visto en mi vida, una barbaridad.

P: Si hablamos de música, ¿qué género te da más miedo?

R: El jazz siempre me suscita mucha inquietud. Me encanta, pero tal vez sea por Twin Peaks, pero siempre en mi cabeza tiene un halo de oscuridad.

P: David Lynch, ¿cómo recibiste la noticia de su reciente fallecimiento?

R: Fatal. Creo que nadie en el mundo estaba preparado para esto. Ha sido uno de mis mayores referentes en todo y, de hecho, el que lea esta novela, va a ver mucha referencia a Twin Peaks y ha sido un golpe muy duro.

P: Volviendo a la música, ¿qué canción elegirías como banda sonora de esta novela?

R: Tal vez te diría Fear of the dark de Iron Maiden porque, aparte de que la parafraseo como uno de los discos favoritos de Alejandra, creo que le va muy bien.

P: A veces hay más terror en la realidad que en la ficción, ¿qué es lo más terrorífico de hoy en día?

R: Las personas. Creo que la mente humana es capaz de lo mejor y de lo peor. Cuando escribo una historia muy turbia y muy dura, al día siguiente leo la noticia de algo que ha pasado en determinada parte del mundo y me quedo corto muchas veces. La realidad siempre es mucho peor y son cosas provocadas por personas pensantes.

P: Justo estoy leyendo el libro de Triun Arts sobre Daniel Sancho y pensaba que parecía ficción un hecho que ha ocurrido realmente.

R: Correcto, el mundo es un lugar hermoso y aterrador a partes iguales.

P: ¿Es más fácil generar miedo, risas o llantos?

R: Creo que generar risas y miedo es igual de difícil porque es jugar con una parte del cerebro a la que es muy difícil llegar y tiene que ir precedida por una serie de estímulos antes de llegar al susto o a la carcajada. No sé cuál de las dos es más difíciles, pero ambas lo son.

P: ¿Cuándo fue la última vez que tú sentiste miedo?

R: Pues, miedo real, hace un par de años que mi perro se puso muy malito y gracias a Dios todo salió bien, pero ese ha sido el mayor miedo que he sentido jamás.

P: Cuando alguien como tú, que es habitual consumidor de este género de terror, ve una nueva propuesta, ¿sigue sintiendo miedo o ya está acostumbrado?

R: Por supuesto, yo disfruto tanto de escribir estos géneros porque me dan mucho miedo. Si no me generasen este tipo de cosas no encontraría un disfrute. Hay mucha gente que no le gusta el cine de terror y lo achaca a que no le da miedo. Tengo la fortuna de que me siguen dando muchísimo miedo películas que incluso ya he visto. Eso me estimula y me mueve cosas.

P: Tú te has dado a conocer a millones de personas por tus redes sociales y especialmente por Hago una película de terror con desconocidos, ¿qué ha supuesto para ti este formato?

R: Un cambio de vida totalmente. He pasado de que nadie sepa lo que hago más allá de mi círculo cercano a que me paren para pedirme fotos en la calle. Ha sido un cambio 100% en mi vida y me ha permitido poder vivir de esto y tener un trabajo enfocado en lo que amo. Ha sido un cambio radical.

P: Has encontrado un buen escaparate en redes sociales, pero también te has mostrado muy crítico con ellas, ¿en qué punto estás ahora?

R: Creo que las redes sociales están bien, me gustan. Hay veces que no comulgo cien por cien con cosas que generan con respecto a cierto estilo de vida de influencers que no son para mí. Soy una persona muy tranquila, me gusta bastante poco el faranduleo. Lo respeto, pero no es un estilo de vida apto para mí.

P: Tras la investidura de Donald Trump han tomado mucho protagonismo estas plataformas: Que si TikTok iba a desaparecer en Estados Unidos. Que si Meta te obliga a seguir al presidente. Que si el saludo nazi de Elon Musk ha provocado un abandono masivo de X. Todo esto sí que es terrorífico, ¿no?

R: Un poco. El mundo en sí mismo, en su máximo esplendor.

P: ¿Preferirías un millón en taquilla o 50 millones en TikTok?

R: Un millón en taquilla porque creo que, de alguna manera, lo que pasa por taquilla no es tan efímero como lo que pasa por redes sociales. Puedes marcar a ciertas personas con un corto o un vídeo en redes, pero creo que al final acaba escondido entre muchos otros vídeos y si te aparece haciendo scroll es probable que ya no te vuelva a salir más. Así que, prefiero en taquilla donde se consagra una película y donde puedes llegar a gente de otra manera. Tienes más duración y otro tipo de estímulos. No es lo mismo verlo en una gran pantalla que en tu móvil, así que, posiblemente, siempre prefiera en taquilla.

P: ¿Cuál fue la última película que te hizo disfrutar en una pantalla de cine?

R: Nosferatu, de Roger Ebert. Me pareció una barbaridad. La más oscura de las bellezas que he visto en el cine. Hay una composición en las imágenes que es propia de una arquitectura gótica que a mí me traslada mucho a la novela que me fascina, la gótica, y hay algo en esa belleza que es profundamente oscuro que es lo que pasa con Edgar Allan Poe, y me ha maravillado.

P: ¿A ti qué te genera generar miedo en otras personas?

R: No tendría una respuesta porque nunca ha sido una decisión premeditada. Nunca pensé, voy a hacer terror para asustar a la gente. Dije, voy a hacer terror porque es lo que me hace disfrutar. Si cumple la función que requiere el género es un valor añadido estupendo.

P: ¿Se hace buen cine de terror en nuestro país?

R: Sí, creo que sí. No soy partidario de esto que se dice que las películas eran mejores antes o que el terror de ahora es peor que el de antes. Creo que siempre ha habido películas buenas, malas o mediocres, solo que ahora hay más cantidad y muchas veces hacen más ruido las que no están tan bien. Creo que en España se hace buen terror.

P: ¿Qué es lo mejor que te han dicho de esta novela?

R: Probablemente cuando mi madre la terminó y me dijo que estaba orgullosa. Me han dicho muchas cosas buenas, pero que me lo haya dicho mi madre siendo una lectora obsesiva y siendo quien me ha inculcado todo lo que sé sobre literatura, es una maravilla.

P: ¿Lo siguiente?

R: No tengo permiso para hablar del tema, pero es posible que este año haya algo muy bueno que la gente está pidiendo. No puedo decir más.