El éxodo balcánico en Eurovisión: ¿el dinero se está imponiendo ante la diversidad?
Con la reciente retirada de Moldavia reflexionamos sobre si la idea original de Eurovisión como un espacio inclusivo queda en jaque
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Sunstroke Project, representantes de Moldavia en Eurovisión 2017 / Unión Europea de Radiodifusi
Eurovisión siempre ha sido el evento en mayúsculas para la comunidad europea. Es un concurso musical que, además de ello, también sirve como escaparate de la diversidad cultural del espacio en el que vivimos. Al menos durante una semana al año, que es lo que suele durar el certamen entre semifinales y final, Eurovisión se convierte en ese espacio donde países grandes y pequeños pueden brillar del mismo modo y, aparentemente, con las mismas oportunidades bajo un mismo foco. Sin embargo, en los últimos años, hay algo que preocupa a un sector de personas que sigue el festival.
No nos referimos a otra cosa que el hecho de que los países balcánicos están despareciendo poco a poco de ese foco que mencionábamos en el párrafo anterior. La reciente retirada de Moldavia hace tan solo unos días se suma a una lista que incluye a países como Macedonia del Norte, Bulgaria, Hungría, Rumanía o Bosnia y Herzegovina, dejando actualmente a la región con tan solo cinco representantes en el certamen: Serbia, Eslovenia, Albania, Croacia y Montenegro, de momento, ya que hay países como este último que van y vienen dependiendo de la coyuntura económica y cultural. Tras esta pequeña presentación de la realidad, ¿cuál crees que es la problemática principal para que esto suceda en Eurovisión?
Eurovisión: mucho dinero y poca calidad
Ningún país considera que participar en Eurovisión sea una tarea sencilla o barata, pero sin duda a algunos les cuesta más sacrificio que a otros. El coste de producir una candidatura competitiva, que va desde una buena preselección, como el Melodifestivalen en Suecia o el Benidorm Fest en España, hasta el diseño de una puesta en escena que acapare la atención de los espectadores, puede ser mucho más grande de lo que podamos imaginar. Este tipo de gastos, sumado a las cuotas de participación y retransmisión que deben abonar las emisoras nacionales, ha llevado a muchos países a lo largo de la historia del festival a cuestionarse si el escaparate de Eurovisión sigue siendo una inversión rentable.
El caso de los países balcánicos es quizás el más llamativo porque es en el que más se notan y más evidentes se hacen esas presiones económicas. Muchas de estas naciones enfrentan situaciones financieras o socioculturales complicadas y no cuentan con los recursos suficientes o no quieren invertirlos en producir presentaciones de un nivel tan alto que puedan competir con las espectaculares puestas en escenas de países "más ricos". Esto ha llevado a que, en muchos casos, los artistas seleccionados sean aquellos que pueden autofinanciarse, lo que, a menudo, acaba derivando en candidaturas de calidad cuestionable, como decía Corneliu Durnescu, director de la emisora Moldova 1, esta misma semana tras anunciar la retirada de su país.
![Canciones que no fueron a Eurovisión 2024 y podrían haber sido auténticos éxitos](https://los40.com/resizer/v2/7SAWEJZQABD6ZMH3WO6IHEV2TI.jpg?auth=cc4f8ada19127f64bcfd294feeb361793d16764469a33c4113dc178eb6f52071&quality=70&width=360&height=270&smart=true)
Adiós a la diversidad en Eurovisión, hola a la homogeneización
La salida de estos países no solo afecta al número de participantes o a conocer menos artistas y canciones cada año, sino también a la esencia principal de Eurovisión. Los Balcanes han sido históricamente una fuente de creatividad y diversidad cultural muy importante en el marco del festival, pues su gran apuesta por el folklore o las actuaciones llamativas y cómicas siempre han sido como la gran nota de color que más destaca en el mosaico eurovisivo y no cabe duda de que, con cada retirada, se pierde un aparte de la riqueza cultural del territorio europeo.
¿Estamos encaminándonos a una homogeneización del concurso? Poco a poco sí y es un riesgo en toda regla. Por norma general, países con mayores recursos tienden a dominar el panorama con producciones costosas desde la propia preselección y esto pone en jaque la idea original de Eurovisión como un espacio inclusivo en el que todos los países tienen la misma oportunidad de brillar, ya que el foco que alumbra poco a poco deja de apuntar hacia ciertos tipos de países.
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¿La solución?
La Unión Europea de Radiodifuesión (UER), organizadora del concurso, debe abordar el problema de manera urgente si quiere preservar la esencia de Eurovisión. Encontrar formas de reducir los costes de participación o brindar apoyo, en su justa medida, a los países con menos recursos serían buenas soluciones para evitar que poco a poco se apague la llama eurovisiva.
Al final, la conclusión a la que llegamos parte de una pregunta: ¿Eurovisión está dispuesto a sacrificar su diversidad en favor de un espectáculo más caro y centrado en lo superficial? ¿Qué opinas tú?
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![Andrea Romero](https://s3.amazonaws.com/arc-authors/prisaradiolos40/31023e26-68ea-4345-8eda-ca28c938193d.png)
Andrea Romero
Periodista audiovisual y fan a tiempo completo. Baso mi personalidad en la última serie que he visto,...