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Día Internacional del Reggae: historia, origen y características de un estilo único
Así nació y se desarrolló el género jamaicano por excelencia. Un sonido que cuenta con adeptos repartidos por todo el planeta, y que este 1 de julio celebra su Día Internacional.
Jamaica. Una pequeña isla de apenas 240 kilómetros de largo y 80 de ancho con menos de tres millones de habitantes. Y pese a ello, uno de esos lugares donde la música está presente en cada esquina. Mento, ska, rocksteady, reggae, dub, dancehall… Géneros puramente jamaicanos que hoy en día, más de medio siglo después de su nacimiento, siguen haciendo bailar al mundo entero.
Durante los años 60, 70 y 80, el país caribeño vivió una explosión cultural de dimensiones planetarias. Y aunque todo el mundo piensa en Bob Marley cuando se habla de música jamaicana, lo cierto es que son miles los artistas que contribuyeron a poner la isla en el mapa en cuanto a su escena musical. Toots and the Maytals, Lee "Scratch" Perry, Jimmy Cliff, Desmond Dekker, Peter Tosh... Una larga lista de pioneros que dieron forma a un estilo de música único.
Pero, ¿cómo definir el reggae? A grandes rasgos, el género es una evolución natural del rocksteady, que a su vez era el sucesor del ska. Todos ellos compartían los ritmos repetitivos de guitarra acentuados en el llamado offbeat (a la contra), junto a serpenteantes líneas de bajo (el walking bass) y características secciones de viento. Los rude boys, miembros de la tribu urbana que bailaban en las discotecas ambulantes (sound systems) comenzaron a pedir a los DJs que pincharan los discos a la mitad de velocidad para poder bailar más despacio y así parecer más duros. Al mismo tiempo, los músicos fueron también ralentizando su manera de tocar hasta dar con un sonido que también bebía de ritmos tradicionales de la isla como el mento o el calypso, e incluso incorporaba elementos del jazz y el rhythm and blues. Había nacido el reggae. Y su ritmo, al que algunos bautizaron como “el latido del corazón”, estaba llamado a conquistar el planeta.
De Kingston a Londres
Para entender el nacimiento, desarrollo y auge global del reggae hay que partir de la estrecha relación entre Jamaica y el Reino Unido. Desde la antigua colonia fueron llegando a las principales ciudades británicas oleadas de migrantes que trajeron consigo los estilos que estaban pegando fuerte en el lugar de origen. Chris Blackwell, que había fundado el sello Island Records en Jamaica en 1960, se mudó a Inglaterra en 1962, donde continuó promocionando la música jamaicana. Locutores como el legendario John Peel, de la BBC, la pinchaba con frecuencia. Y los rude boys procedentes de Jamaica se juntaron con los mods, admiradores de la música negra, con los que se juntaban en las pistas de baile al ritmo de otros estilos como el Northern soul.
En 1972, al mismo tiempo en que la isla caribeña se independizó del Reino Unido, se estrenó la película 'The Harder They Come', en la que actuaba Jimmy Cliff. El filme fue clave para despertar el interés por el reggae entre la juventud estadounidense, ávida de nuevos y estimulantes sonidos tras la eclosión del movimiento hippie. Dos años después, la versión de Eric Clapton del tema de Bob Marley 'I Shot the Sheriff' contribuyó a aupar al reggae definitivamente al mainstream.
Sí: para entender cómo el reggae llegó a sonar en las emisoras de todo el planeta hay que hablar necesariamente de Bob Marley. Hijo de una mujer afrojamaicana y un marinero inglés, al frente de The Wailers se convirtió en el icono por excelencia del género. Fue, también, un importante agente político en su país, donde hizo campaña activa por el pacifismo, y un impulsor de la fe rastafari, mezcla de panafricanismo y tradiciones judeocristianas.
Mucho más que música
He aquí otra de las claves del movimiento reggae: su vínculo con cuestiones que, más allá de la música, tienen que ver con la espiritualidad. Los rastafaris creen que Haile Selassie I, último emperador de Etiopía, es la reencarnación de Dios, a quien conocen como Jah, término que aparece en muchas de sus canciones. Según su creencia, los negros son descendientes de los antiguos israelitas, por lo que a su muerte serán llevados a la tierra prometida, el Monte Sion, donde reinan la paz y la justicia. Esa relación con Etiopía es la que hace que los colores por excelencia del movimiento rastafari sean los mismos que los de la bandera del país africano: verde, amarillo y rojo.
En cuanto al característico peinado de los rastafaris, lo que habitualmente llamamos 'rastas' son en realidad 'dreadlocks' en las que el cabello se enreda para darle una característica forma de tubo de grosor variable. Un estilo que no es propiedad única de los afrojamaicanos: a lo largo de la historia lo han lucido desde los masáis hasta los maoríes de Nueva Zelanda, pasando incluso por faquires de India y Pakistán.
Hoy, como cada 1 de julio desde 1994, se celebra el Día Internacional del Reggae. Una jornada para reivindicar un estilo del que han surgido muchos otros, como el dancehall, el dub o el raggamufin. Pero esa ya es otra historia que merece ser contada en otra ocasión... y a otro ritmo.