Chica Sobresalto sobre OT, salud mental o adolescencia rebelde con pellas y porros: “De repente, hay algo que estalla”
La artista se abre en canal y con brutal honestidad en 'El arte de ser mediocre'
Maialen Gurbindo, más conocida por muchos por su nombre artístico, Chica Sobresalto, acaba de publicar su primer libro, El arte de ser mediocre, una conversación con sus diferentes alter ego que nos deja claro que la terapia le está funcionando.
Se trata de una brutal y sincera exposición de lo que han sido sus problemas con la salud mental y las medidas que ha tomado para sobrevivir a episodios de ansiedad, depresión o ideas más desesperadas.
Es consciente de que ser una triunfita le ha llevado a poder compartir su historia con la que intenta ayudar a todo aquel que pase por algo parecido. Aunque tiene ese espíritu rebelde e inconformista, es dulce en el trato y consciente de que hay que valorar las cosas sencillas por encima de todo lo demás. Y en ello está.
En su libro comparte momentos familiares, personales, en la academia de Operación Triunfo en esa fatídica edición de la pandemia o nos habla de lo que significa la música para ella. Lo mucho que le gustaba Melendi (ya no tanto) o por qué Love of Lesbian es su grupo favorito o Belén Aguilera le cae tan bien sin conocerla siquiera.
Pero, sobre todo, nos muestra sus distintas facetas como persona, desde la punki a la hedonista, pasando por la colgada, la hiperactiva o la perra. Maialen es todas ellas y algunas más.
Lo primero que observamos en tu libro es que aparece tu nombre real, Maialen Gurbindo, por encima del de Chica Sobresalto, ¿eso ya es una declaración de intenciones?
Chica Sobresalto es la que se sube al escenario porque Maialen no se atreve y era chulo que esto lo estuviera escribiendo Maialen porque así era. Aparte de que me tiene un poco harta, pero ahora la tengo que soportar.
De hecho, reconoces que Chica Sobresalto vino a salvarte pero que ahora le tienes una manía que no puedes con ella, ¿en qué punto estáis?
Me da como muchísima pereza. Es como que siento que ya no la necesito, pero también me da miedo soltarla. Y luego está todo el tema de que a nivel de marketing sería terrible.
Pero entonces, ahora que tenemos libro de Maialen, ¿tendremos música de Maialen?
Yo creo que sí. Todavía tengo que pensar la logística de cómo hacerlo.
Lo primero que leemos es la advertencia de que este no es un libro de autoayuda. ¿Te preocupa que la gente se lo tome así?
Sí, no quería para nada porque me cabrea muchísimo que gente que no tiene formación para estar escribiendo un libro de autoayuda o sobre psicología, lo hace. Creo que es muy peligroso. Hay mucha gente que no puede acceder a la terapia y creo que agarrarse a cosas que no tienen nada que ver es peligroso. Yo quería avisar porque no sé si se va a colocar en zona de autoayuda o en zona de qué, porque he escrito una cosa rarísima. Por eso quería que lo primero que la gente leyera es que esto no es un libro de autoayuda, no soy psicóloga.
¿Tú consumes ese tipo de libros?
Más allá de el de Ángel Martín o Rebeca Khamlichi, Sanatorio, que me pareció increíble, no he leído más. De vivencias propias sí me gusta. Ikigai también se podría considerar un libro de autoayuda, no lo sé.
Sí dices que es un manual para ponerte verde, ¿no crees que has sido muy dura contigo misma?
Seguramente, pero como convivo con ello, era como realmente hacerlo como si me hablara la cabeza, si no, no tendría como sentido. Si te caía mal, después de leer esto, te puede caer peor. Con la tranquilidad de que la gente que me odia no creo que se vaya a poner a leerlo. Es mucho esfuerzo para ser hater.
Hablas de mediocridad, algo de lo que muchos rehúyen y qué pones en valor, ¿por qué?
Porque creo que estamos en un momento en el que me desquicia mucho que parece que nunca podamos decir ‘no sé’ y decir ‘no sé’ está bien. Creo que todo el mundo dice que lee más de lo que lee, que estudia más de lo que estudia, es como que sí, que sois todos muy listos. Creo que también es importante abrazar esa mediocridad, hacer cosas mal y liarla en algún momento de tu vida y no pasa nada. También era un poco para demostrármelo a mí misma porque a veces soy muy dura conmigo misma y esto era una demostración de que puede hacer algo mediocre porque no soy escritora y no sé hacerlo y lo he disfrutado muchísimo. He utilizado el privilegio que tenía por ser ex triunfita porque entiendo que, si no, nunca me habrían ofrecido hacer un libro y ahí estoy, aprovechando esta oportunidad y haciéndolo creo, mal.
Tu amigo y hermano Txapa dice que cuando compartes algo con alguien, pesa la mitad. ¿Te sientes más ligeras tras compartir todo esto?
Creo que sí. Me dio mucha cosa también, sobre todo por la gente más cercana. A veces me agobia más que lo vaya a leer mi madre o mis tías que gente que no me conoce de nada. Pero está guay, se generan conversaciones. Creo que es más bonito y cuando lo cuentas hay algo de ti que empieza a pesar menos.
Pero ese círculo de gente más cercano, ¿ha descubierto cosas de ti con el libro?
Sí, seguramente, y eso que soy bastante transparente. Hay muchas cosas que no he contado nunca y se han abierto conversaciones con mi madre y me parece una cosa muy bonita.
Es un libro en el que se habla mucho de salud mental, desde trastornos alimenticios a depresiones pasando por ideas suicidas, ansiedad o pánico escénico, ¿crees que ya estamos preparados para esto?
Sí, yo creo que de sobra. Lo que no está preparado es el sistema público y todo lo que le rodea. Pero creo que las personas, sí, sobre todo, la generación Z que es increíble con todo esto. Yo creo que de sobra.
Sobre la medicación: Hay mucha gente de tu entorno que te dice que perderás tu personalidad o esta parte de ti más creativa
Hablar de salud mental se ha convertido en tendencia, ¿cómo lo valoras?
Me da mucha rabia y cuando se capitaliza y se utiliza me pone un poco nerviosa. Creo que no hay que perder el foco en que son los psicólogos, las psiquiatras y la gente que ha estudiado la que tiene que hablar de salud mental. Yo puedo compartir una vivencia mía, pero no puede hablar de salud mental en general. Necesitamos profesionales y esto es una cosa que me pone un poco nerviosa. O la banalización de, ‘estoy super triste y estoy hablando de salud mental’. No, es que son cosas que paralizan de verdad tu vida, que no es ninguna tontería.
Si se te va unos meses la libido no pasa nada porque teniendo una depresión monumental tampoco vas a poder tener una salud sexual increíble.
Hay muchos tabúes respecto a la medicación en estos casos, tú hablas con sinceridad sobre el tema, ¿te ha costado?
Sí, esto sí que me dio más cosa porque es como que acabar tomando medicación es una rendición, o hay mucha gente de tu entorno que te dice que perderás tu personalidad o esta parte de ti más creativa y, al final, te da miedo tomarla o decir que la tomas, pero creo que también era un ejercicio de sinceridad chulo.
Reconoces que esa medicación influye en la libido, pero aseguras que “mejor eso que perder las ganas de vivir”. Supongo que esa es la actitud, ¿no?
Sí, porque hay que pensárselo y escuchar los consejos de tu médica o tu médico, pero es verdad, que no sea por un efecto colateral, que pongan siempre en valor eso, tener ganas de vivir, que si se te va unos meses la libido no pasa nada porque teniendo una depresión monumental tampoco vas a poder tener una salud sexual increíble. O la creatividad, yo decía, ¿y si dejo de hacer canciones?, pero es que a lo mejor es más importante tu vida.
Chica Sobresalto te ha ayudado a disfrutar del escenario. Dices: “No se puede ser tan magnética en el escenario sin un punto de tiranía, sin ser bastante zorra”. ¿Así te ves?
Sí, en el escenario sí, porque ahí es como que no te importa nadie en sí, estás como utilizando las canciones para intentar que la gente pueda mirarte. Es una cosa de un histrionismo bastante considerable. Siento que ahí hay un punto como de frialdad, pero chulísimo.
Lo de zorra se está poniendo muy de moda, ¿cómo ves lo de Nebulossa?
Creo que no tiene la importancia que la gente le está dando. Es una mujer con cierta edad, algo que no estamos acostumbrados a ver, es verdad que sí es una mujer normativa, pero está muy bien. Y lo de zorra es que me parece que el hecho de que sigamos hablando de esto es como, qué pereza. Pensaba que ya estaba superado, pero no está superado.
Sobre tu adolescencia, confiesas que con 13 años fumabas porros y hacías pellas… no es muy buen ejemplo.
No, fatal ejemplo. Pero de una niñez muy contenida y muy queriendo ser buena todo el rato y demostrar lo buena que era y no molestar, de repente, hay algo que estalla. Me alegro que fuera con 13 años y no con 23. Me alegra haberlo pasado y haberlo superado.
Reconoces que la baja autoestima ha sido un mal familiar, ¿cómo se supera?
No lo sé, ojalá lo supiera. A mí me viene un pensamiento intrusivo de flipar y yo no puedo distinguir que no estoy siendo objetiva conmigo, no puedo, me creo muchísimo lo que me dice mi cabeza, es una de mis características más insoportables para mi entorno porque puedo llegar a ser muy cargante con esto. Yo me doy cuenta, pero sigo creyendo más a mi cabeza. Entonces, no sé cómo se supera, por eso he decidido intentar aprender a vivir con ello en vez de superarlo, porque mejorar la autoestima no sé si seré capaz algún día.
Obviamente, sale Operación Triunfo. Tú viviste quizás la edición más extraña debido a la pandemia. Sabiendo lo que pasó, ¿repetirías experiencia?
Sí, sin ninguna duda. Fue increíble. Reconozco que fue una putada lo que nos pasó, pero si yo no hubiera estado en OT cuando estalló la pandemia me habría quedado sin trabajo, todo habría sido muchísimo más terrible. Si ya tenía pocas oportunidades en la música, habría tenido menos aún. Creo que dentro de todo lo que pasó, tuve muchísima suerte.
Dices que la Maialen que entró en la academia fue la colgada, la punky, la hedonista y la divertida… vamos, que te lo pasaste en grande.
Sí, super bien, porque al anular esta parte del exterior y del feedback, de repente, fui mucho mejor persona conmigo. Estuve mucho más en mi eje, muy intuitiva y muy divertida. Ojalá así siempre.
Tú la liaste desde la primera semana hablando de tauromaquia, ¿de dónde viene esa pasión por los animales?
No lo sé, es una cosa muy loca que no lo entiendo ni yo. El otro día paramos a la vuelta de gira en un sitio a desayunar y había un caballo que lo tenían donde la chatarra y pensé, ‘es que ocupa el mismo lugar que la chatarra’ y ya me puse a llorar y estuve medio viaje mal. No sé qué clase de empatía es que a veces me da rabia incluso a mí que luego vemos gente que está viviendo en la calle y no me pongo a llorar y veo un caballo y me pongo a llorar. Y me digo, ‘Maialen, ¿y esto?’. Es incluso irracional para mí. Soy vegana, tengo dos perros adoptados y si pudiera dar mi vida por una causa sería la animalista y me sorprendo hasta yo.
Hablas de tus perros como los grandes amores de tu vida, eso es porque no has vivido todavía un gran amor, ¿no?
No lo sé, yo creo que sí, pero el de los perros me parece el mejor. Además, que soy super enamoradiza e intensa de cojones, soy insoportable, pero es que lo de los perros me parece otro level. Los miro y no sé qué me pasará en el cerebro que es como un chute de dopamina increíble.
Hablas de futura maternidad. “No a la maternidad impuesta, sí a la venganza ante la endometriosis” e incluso dice que tu hija se llamará Lila por Futuramay será vegana y tocará el oboe… te pegaba planificar menos las cosas.
Qué va, qué va, además es que me río muchísimo porque lo mismo el mes que viene es otra cosa. Pero sí es verdad que pienso mucho desde que me diagnosticaron endometriosis, más. Y me encantaría tener una hija que se llamara Lila y lo del oboe es al revés, no me gustaría que tocara el oboe porque no me gusta, pero si lo toca, la querría igual. Cuando me diagnosticaron la endometriosis lo hizo un señor que tenía poco tacto y me dijo como ‘vas tarde’ y esto es lo que me da más susto. Yo ahora mismo tengo que acabar de hacer muchas cosas, tengo que ser responsable conmigo y con lo que quiero y con mi proyecto. Y a la vez pienso, y si llego a los 35, ahora, venga, y de pronto me dicen, no, no.
“Si tu reloj vale más que dos meses de mi alquiler no me caes bien”… ufff, la lista es larga entonces, ¿no?
Sí, super larga. A veces pienso que tengo una cantidad de prejuicios increíble porque habrá gente rica que sea maja, pero es que no puedo. Me saca de quicio. Vengo de una familia muy trabajadora, he visto muchísima precariedad y es como que, si tú duermes tranquilo con un reloj que vale más que mi alquiler, no me caes bien. No puedo cambiarlo.
Sobre Belén Aguilera: Me parece una tía ultra interesante y alguna vez que he hablado con ella por redes sociales me ha parecido muy generosa.
Si hablamos de la industria, ¿quién te cae bien a día de hoy?
Me cae super bien Belén Aguilera. No la conozco en persona. Me encanta cómo escribe y cómo hace las cosas. Me parece una tía ultra interesante y alguna vez que he hablado con ella por redes sociales me ha parecido muy generosa y la única vez que la he conocido en persona es cuando vino a OT a darnos una charla, pero ahí no te da tiempo a conocerla. Pero una persona que esté en el mainstream y que no conozca, sería ella, pero a ojo totalmente. Y que sean mis amigos, pues mis amigos de Veintiuno, hay mucha gente majísima, la verdad.
Se traslada en el libro tu ecléctico gusto musical. Hablas por ejemplo de que fuiste fan de Melendi hasta que se cortó las rastas, ¿ya no te gusta?
Ya no me gusta mucho lo que hace, pero sí es verdad que con 12 años yo estaba loca con Melendi, enamorada loquísima. Era super fan, tenía posters.
Love of Lesbian tu grupo favorito, ¿por qué?
Porque me explotó muchísimo la cabeza. No sé qué edad tendría porque fue cuando salió 1999 y me explotó la cabeza, volví a sentir lo que sentía cuando era pequeña escuchando a Mecano, cómo, de repente, cómo las canciones eran un universo, te contaban una historia y se dibujaba en tu cabeza al detalle. La banda sonora de mi vida es Love of Lesbian.
Los discos de Eels pueden salvarte de la apatía, ¿qué tienen?
Descubrí a Mark Everett por el libro Cosas que los nietos deberían saber. No conocía la música de Eels más allá de las más famosas y mientras me leía el libro me puse a escuchar los discos de los que hablaba y cómo habla de cómo grababa las cintas, cómo era la industria de ese momento, que queda como muy reflejado en el libro y el concepto de Beautiful Freak me remueve entera por dentro.
Aseguras que tu mejor canción es Fusión del núcelo que la compusiste en tu peor momento. En ese caso, mejor hacer canciones peores, ¿no?
Sí, sin ninguna duda. Si tengo que volver a estar en ese abismo para componer otro hit, prefiero no hacer ningún hit y quedarme con mis canciones en mi casa y que no las escuche nadie y trabajar de otra cosa que llegar a estar emocionalmente en ese punto. No tengo ninguna duda.
¿Qué es lo mejor que te ha dado este libro?
Supongo que darme cuenta de que no quiero encontrar esos adjetivos o que no me hace tanta falta saber cómo soy, sino saber qué me apetece hacer mañana. Darme cuenta de que al final tenemos que definirnos para no ser una persona cualquiera y que al final ese ego no me va a llevar a ningún sitio. El autoconocimiento creo que no está ahí tanto en definirte como en saber qué cosas te sientan bien.
¿Y tienes claras cuáles son esas cosas que te sientan bien?
Comprar verduras de temporada, cocinar, pasear a los perros, intentar dormir siete horas al día y, a partir de ahí, ya hablamos. A veces estamos tan desconectadas de las cosas básicas que pretendemos encontrar la panacea o encontrar nuestra autoestima cuando en realidad no sabemos ni cuándo tenemos hambre y cuándo no. Partir de esa base me parece lo mejor.
A ver si lo próximo va a ser verte en Bake Off o MasterChef.
No sé, cocino bastante bien, la verdad, pero eso sí, todo vegano, entonces no lo sé.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...