Juan Loste: “Mi novela es ciencia-ficción, pero el cambio climático es real”
En ’Isabelle’, el escritor leonés imagina un futuro cercano en el que la crisis climática lo impregna todo. En la trama, protagonizada por la Generación Alfa, hay bitcoins, intrigas, asesinatos y un inquietante nuevo orden mundial.
2035. Con las temperaturas del planeta alcanzando cifras récord, una estación en el Ártico se convierte en el escenario en el que se reúnen un grupo de jóvenes llamados a liderar el nuevo orden mundial. Un lugar inhóspito en el que se produce un misterioso asesinato que desencadena una trama llena de intriga y giros inesperados.
Son los principales ingredientes de ‘Isabelle’, la segunda de las novelas de la trilogía del escritor leonés Juan Loste, que arrancó con la sorprendente ‘Confinados en Gower’. Un libro en el que se desdibujan las fronteras de la realidad y la ficción, en una distopía más que probable.
En tu libro has imaginado el verano de 2035 como algo catastrófico. ¿Es una licencia literaria o lo consideras un escenario plausible?
Es un escenario más que plausible. La elección del año no es casual, y obedece a lo que ya señala la Agenda 2030. En 2035 habremos alcanzado ese punto de no retorno. Mi novela es ciencia-ficción, pero el cambio climático es real. Más de lo que a veces creemos o queremos pensar. Como la cosa siga así y sigamos viendo esta inacción de los gobiernos, el mundo puede parecerse bastante a películas como 'Mad Max'.
Elegí ambientar la novela en la Antártida por el entorno de aislamiento que proporciona
Una estación en el Ártico parece un escenario muy propicio para una distopía. ¿Qué es lo que te interesó de este paraje tan singular?
La novela tiene lugar en un lugar real: la base española de Gabriel de Castilla, ubicada en la Isla Decepción. No he tenido ocasión de conocerla personalmente, pero espero que a raíz de esta novela pueda salir un viaje. Elegí ambientar la novela en la Antártida por el entorno de aislamiento que proporciona. Es un entorno con condiciones muy hostiles, en el que los protagonistas se ven obligados a creer unos en otros, y que da pie a que se creen dinámicas más propias de los escape rooms, que últimamente están muy de moda. Da mucho juego para un thriller.
El bitcoin también está presente en tu novela. ¿Crees que en el futuro tendrá un papel protagonista?
Yo creo que va a ser una revolución, pero como todo, es algo que tendrá que ser regulado. El principal problema que tienes si inviertes en criptomonedas es que si algo sale mal no hay nadie a quien puedas pedir explicaciones. Aun así, cada vez gente más joven está más interesada en este tipo de cosas, por lo que creo que la novela conecta en cierto modo a las generaciones Zeta y Alfa.
Tú no perteneces a ninguna de ambas. ¿Cómo las ves?
¡Yo soy un boomer! (Risas). Creo que es algo que ha pasado siempre: cada generación tiende a reírse o hacer de menos a la siguiente, pero creo que todas ellas tienen algo que aprender las unas de las otras. Los que somos más mayores tenemos una clara desconexión tecnológica que, personalmente, trato de combatir estando al día. La tecnología que usaba yo era el control remoto de la televisión. Hoy, los más pequeños crecen con la tecnología de una manera natural. Los grandes campos tecnológicos se sucedían antes cada 100 años, después cada 25 y ahora cada 6 meses. Va todo muy deprisa.
Las generaciones más jóvenes debe trabajar en el pensamiento crítico
Las redes sociales también están presentes en la novela. ¿Te preocupa el uso abusivo que a menudo hacemos de ellas?
Sí. Se está generando un nivel de adicción muy preocupante, y yo mismo reconozco que soy parte de ello. A menudo estoy viendo la tele al mismo tiempo que manejo el móvil, e incluso la tablet. A veces pienso que tener todo a tu disposición es como si no tuvieras nada. Por eso, las generaciones más jóvenes debe trabajar en el pensamiento crítico.
¿Crees que lo son? Los jóvenes parecen más concienciados con el cambio climático, pero al mismo tiempo la sociedad actual es cada vez más consumista…
Sí, pero se consume de otra manera. Incluso en el mundo de la moda, que es la segunda industria más contaminante del planeta, se han vuelto habituales fenómenos el reciclaje o la segunda mano. Son conscientes de la gravedad de la situación: la Generación Alfa va a sufrir las consecuencias de nuestra inacción ante el cambio climático. Estamos dejando un planeta que se va a pique. Al mismo tiempo, yo quiero confiar en la ciencia y en el propio ser humano para revertir esta situación.
Intento tener siempre presentes las llamadas tres erres: reciclar, reducir y reutilizar
En lo personal, ¿qué haces en tu día a día para combatir el cambio climático?
Es una buena pregunta. Creo que a veces son pequeñas gotas. Puede que parezcan inapreciables, pero suman. Personalmente me preocupo mucho del reciclaje, así como de los residuos que genero. Procuro ser consciente en todo momento de que los recursos son limitados. En resumen, intento tener siempre presentes las llamadas tres erres: reciclar, reducir y reutilizar.
A la hora de escribir, ¿cómo te enfrentas al proceso de trabajo? ¿Tienes rutinas claras?
Sí. Creo que para escribir tienes que estar, básicamente, todo el día escribiendo. En mi caso, el 10% es inspiración y el restante 90% es trabajo. La musa te tiene que pillar trabajando. Yo tengo una rutina muy clara con eso: me levanto, hago las cosas que tengo que hacer y me pongo a escribir con un café. Pero como me gusta lo que hago, es algo que no me cuesta.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes escritores que quieren abrirse camino en el difícil mundo de la literatura?
Yo he escrito toda la vida porque me ayudaba a frenar la cabeza, pero cada cual tiene sus propios motivos. Creo que nos educan para tener una seguridad económica y pagar la hipoteca, pero esto no debe condicionar toda tu vida: tienes que buscar algo que te realice. Yo a la gente joven le digo: si es lo que te gusta, escribe. Tómatelo como un trabajo y procura perseverar. Es cierto: se editan decenas de miles de libros nuevos al año y es difícil destacar, pero merece la pena intentarlo. Aprende a gestionar el fracaso: puede que te digan 100.000 veces que no, pero que eso no te condicione para seguir intentándolo. Y por último, rodéate de un buen equipo, porque los individualismos no conducen a nada. En mi caso cuento con un jefe de prensa maravilloso, Chema Cano, que me está ayudando mucho. Es algo esencial.
Por último, ¿cómo recomendarías esta novela a quien nos está leyendo?
Es una novela de suspense en la que ciencia e intriga combinan de manera muy especial. Te va a tener muy enganchado hasta el final. Y da un giro en sus últimos compases que te va a hacer repensar en todo lo que has leído anteriormente. Además, se aborda todo el tema del cambio climático, la contaminación, el deshielo… Si te interesan estos temas, te invito a descubrir ‘Isabelle’.