'Nuestro último baile', un alegato del poder de la danza llegará a los cines el 15 de marzo
Dirigida por Delphine Lehericey (El Horizonte) y protagonizada por el ganador del César François Berléand.
La directora suiza Delphine Lehericey ya había conquistado al público con dos historias centradas en una juventud física como lo son Puppylove y El horizonte, ambas presentadas en el Festival de Cine de San Sebastián y ganadora esta última del Premio Lurra y otros tantos galardones del cine suizo. Con su tercer largometraje, Nuestro último baile, también ha comenzado con buen pie, Premio del Público en el Festival de cine de Locarno. Y muy pronto podremos disfrutarla en los cines de España (15 de marzo).
Si bien se ha centrado en el otro extremo de la vida, se ha servido de un personaje igualmente joven de espíritu: Germain, interpretado por el ganador del premio César François Berléand. Una excusa para dar un toque de atención, en un registro cómico, a todos esos adultos que tratan a sus mayores, independientes, autónomos, útiles, como adolescentes.
La película, una comedia vitalista que reivindica el poder de la danza, cuenta con la participación especial de la artista multidisciplinar La Ribot que, además de estar al mando de la coreografía, se estrena también como actriz.
Germain, un jubilado de 75 años, intenta reconstruir su vida tras la pérdida repentina de su esposa. Su familia no se lo pone fácil y trata de sobreprotegerle con visitas inesperadas, llamadas incesantes y pilas de tuppers en la nevera… Aunque él tiene claro su objetivo: sin que ellos lo sepan, hará todo lo posible por cumplir una promesa que se hicieron hace tiempo y que le introducirá de lleno en un mundo que le es completamente ajeno, el de la danza.
Germain "se rebela" ante sus hijos buscando refugio en algo que nunca antes había experimentado, la danza contemporánea. Extraño para el personaje, pero no para la cineasta, que antes de dedicarse al mundo audiovisual había trabajado sobre las tablas en proyectos con una intensa vinculación con la danza.
Por eso no dudó en fichar para el rodaje a La Ribot, artista multidisciplinar madrileña, una mujer referente con reconocimientos tales como el Premio Nacional de Danza o la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, entre otros. Para la ocasión no solo se ha encargado de la coreografía de la película, sino que se ha estrenado como actriz, interpretando un curioso personaje de sí misma.
En Nuestro último baile se encarga de la coreografía y se interpreta a sí misma para ayudar a una suerte de bailarín septuagenario a cumplir una promesa. Germain acaba de perder a su mujer. Ella formaba parte de la compañía del nuevo espectáculo que en esta ficción está preparando La Ribot... y él se ha propuesto ocupar ese vacío que ha quedado sobre el escenario.
Germain nunca ha bailado, Germain no tiene ritmo, pero en esa promesa, en cada una de sus gestos, en sus quejas, en su dolor... hay poesía. Y como hace La Ribot en su día a día, en este personaje va a encontrar el verso perfecto. Desde el primer ensayo hasta el último, todas las emociones que German tiene dentro van a servir de catalizador, la danza contemporánea será su forma de expresión, de transición terapéutica. Y su colofón será la demostración de esta máxima: todos los cuerpos son válidos para crear arte.