Pau Donés y Antonio Vega: ‘Completo incompleto’, el encuentro único de dos grandes que no se puede olvidar
El 12 de Febrero de 2001, Jarabe de Palo publicó su tercer álbum, ‘De vuelta y vuelta’
Pau Donés y Antonio Vega compartieron muchos momentos: “en algún recóndito estudio, en algún escenario por ahí” o "sentados a la mesa del comedor charlando hasta el amanecer”. Pau idolatraba a Antonio y se sentía afortunado por haber podido conocerle tan estrechamente. “La realidad superó a la ficción” el día que el cantante de Jarabe de Palo cogió un puente aéreo y se presentó en Madrid. Tenía una cita con Antonio. En un estudio. Tardaron solo una hora en grabar ‘Completo incompleto’. El madrileño jamás olvidó esa experiencia: “la llevo conmigo a todas para no olvidar que en la humildad se produce el encuentro de los grandes”.
Tras “casi tres meses de trabajo y muchas ilusiones”, el tercer disco de Jarabe de Palo estaba… “¡en la puta calle!”. Así lo anunciaba el propio Pau Donés en el último de los cinco EPKs que grabó explicando todo el proceso de elaboración del álbum. Producido por su también amigo Joe Dworniak, ‘De vuelta y vuelta’ (12/02/2001) tenía una portada transgresora, representación de las 11 canciones que contenía: “Utilizamos tres personajes: una niña, un joven y un abuelo, para simbolizar este ciclo de la vida. Aparecemos desnudos los tres porque así es cómo estamos enfrente de la vida".
Después de 15 días en el Valle de Arán, el equipo se instaló dos meses en Figueres y “cuando tuvimos grabado el grueso del álbum, vinieron los invitados”. Por el estudio pasaron Alba Heredia o Chicuelo, Peret, Elíades Ochoa, Jovanott o Vico C. Todos menos Antonio Vega. Para registrar su colaboración en ‘Completo incompleto’, Pau Dones cogió “un puente aéreo, me fui hasta Madrid y en cuestión de una hora hicimos tres tomas y… tremenda colaboración la de Antonio Vega”.
Donés se sintió muy afortunado. Antonio Vega, el compositor que perdurará para siempre, el de “la belleza en las letras, en las melodías, en los arpegios de la guitarra”. Antonio Vega, su ídolo, había accedido a grabar con él una composición suya. Una canción que “habla de amor, de sentimientos, de soledad, de lo incompletos que nos sentimos o somos cuando no queremos, o cuando queremos y no somos correspondidos”, explicaba el artista catalán en el EPK ‘Una historia de vuelta y vuelta’. Afortunado porque, según él mismo manifestaba entonces, “No hay otro en España como él. No hay un compositor con una sensibilidad como la de Antonio Vega”.
Afortunado también se sintió Vega. Incluyó ‘Completo incompleto’ en su álbum ‘Escapadas’ (2004), un recopilatorio con todas las colaboraciones del madrileño en los discos de otros artistas. Y, en Enero de 2008, después del “último encuentro” que mantuvo con Pau, escribió un texto expresando lo que para él había supuesto la grabación del dueto: “La experiencia de compartir contigo aquel ‘Completo incompleto’ la llevo conmigo a todas partes para no olvidar que en la humildad se produce el encuentro de los grandes”.
Hubo más encuentros entre los dos grandes. Cuando Vega falleció, el 12 de Mayo de 2009, el barcelonés le escribió una carta de despedida publicada por ABC. En ella, recordaba los momentos que habían compartido "alrededor de canciones en algún recóndito estudio o en algún escenario de por ahí". En especial, le venía a la cabeza "una noche, después de una actuación, en la que me invitó a su casa. Nos sentamos en la mesa del comedor y estuvimos conversando hasta el amanecer. Hablamos de música, de músicos, de la vida, de cuán difícil es soportar la presión con la que convivimos los que nos dedicamos a esto”.
“Me dio consejos, muchos consejos”, continuaba contando Pau. “Me dijo que compusiera siempre con el corazón. Y que después buscara la estética (musical y lírica) sin prisa, adecuándola convenientemente al mensaje que quería transmitir, disfrutando del momento, cuidando los detalles. Después de esa noche comprendí lo afortunado que era por haber idolatrado a un tipo tan entrañable y talentoso. Y también por haberlo conocido después. La realidad superó a la ficción”.
En una entrevista para la Revista 40 de marzo de 2011, el cantante de 'La flaca', confesó que tenía 18 guitarras: "¡La afición típica del mal guitarrista!”, reconocía. Y a continuación añadía. "La primera llegó a los 10 años. Y mi favorita es una Breedlove a medida, con una rana incrustada que me regaló Antonio Vega”. En esa misma entrevista, Pau describía lo que para él era una canción… un cóctel de tan solo dos ingredientes bien ‘agitados’: "De Antonio Vega cogí su poética. Y de Kiko Veneno su síntesis. Lo agitas y sale una canción. Es poesía musicada".
El día que Antonio murió "hacía un día de cojones", escribía Pau en su carta de despedida. "Después de una semana de lluvia, salió el sol, el cielo azul, el verde insultante de la primavera, y por encima, todavía el blanco de la nieve. Un día muy hermoso, como él". Once años después, otro día de esa “primavera que no llega”, se marchó él. Otra persona hermosa y grande. Dos semanas antes de aquel 9 de Junio de 2020, concedió su última entrevista en su querido Valle de Arán, en su refugio. Durante esa última charla con Jordi Évole - que formó parte del documental ‘Eso que tú me das’ – destacó que "adoraba a Antonio Vega": "Ha sido un compositor que me ha fascinado siempre, un tío con una calidad, unas ganas de contar y de transmitir, del que he aprendido mucho también a la hora de escribir".
“Dinos una música para poner los créditos de una vida", le pide Évole al final. "¿Una canción que nos pudiera acompañar al final?", responde él. No lo piensa. Rápidamente dice: "El sitio de mi recreo... hoy, este podría ser por ejemplo”. Y empieza a cantar: “Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados, se divisan infinitos campos... hay nieve, hay fuego, hay deseo, allí donde me recreooo. Esto afinadito, esto sería”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop